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1 AGOSTO: la cosecha, Lammas, Lughnassadh

31 Jul

«Lughnassadh» es el nombre celta del mes de agosto, y también denomina la fiesta que tenía lugar a primeros de ese mes en honor del dios más importante del panteón celta, Lugh, una divinidad solar. Por eso a veces se representa como un león (signo zodiacal de Leo). Su nombre cristiano es Lammas, «pan» para los cristianos, que trataron así de ir relegando el culto pagano. El 1 de agosto se llevaba un pan a la iglesia. Las gentes recogían los primeros cereales, hacían panes con ellos, muñecos y collares, era un momento de fiestas y celebraciones.

Es el momento de hacer balance: qué hemos obtenido del trabajo diario, cuál es nuestra cosecha. Es  una época de examen de lo que ha rendido el sol del verano, sembrado,y recogido, y si el cuidado ha sido el que necesitaba aquella semilla que plantamos en primavera.

También es ya preparación para el otoño, y la cosecha principal está aún por llegar. Hecha la trasposición correspondiente,  Lammas habría que entenderlo como el tiempo de ver lo bueno que hemos cosechado y lo que deseamos para el futuro. Al tener que llegar aún la cosecha prinicpal para los meses fríos, la gente tenía miedo de que aún las simientes no llegaran a su final. Es similar a nuestros miedos cuando nos hemos propuesto algo, y dudamos de que llegue a buen término. Por esto, las religiones paganas hacen ritos de agradecimiento por esta cosecha, y de quemar los miedos y plantar o regar los propósitos. En esta primera cosecha, se criban las plantas para quedarnos con el grano, el cereal; la criba en nuestras vidas  siempre es difícil, tiene su punto de tristeza y nostalgia separar el grano de lo que una vez fue hoja tierna y verde y ahora sólo paja, y que finaliza ahora una etapa en la vida. No es un final sino un principio de algo nuevo.

El verano pasa su cenit en estas fechas, su momento más intenso, y el camino ahora es hacia la oscuridad y el recogimiento: el dios Lugh se prepara para su muerte, y Hécate, la diosa de la oscuridad, para bajar al inframundo,  abriendo puertas al otoño, tiempo de maduración, de cosecha, en el que los días se acortan y la oscuridad se hace cada vez más presente… Misticamente, el Dios pierde su fuerza, al pasar su punto máximo, ante la mirada triste y alegre de la Diosa, pues su semilla crece en su vientre y él renacerá en el solsticio de invierno.

¡Feliz Lughnassadh!

Jabón de invierno – celebración del solsticio de invierno

18 Dic

Se acerca el día del Solsticio de Invierno, la festividad celta de Yule.Los días son más cortos, las noches, más largas… La luz muere para resurgir, pues a partir del día 22, los días empezarán a crecer.

Para los celtas este día marca el renacimiento del Dios de la luz, que crecerá y se hará fuerte, convirtiéndose una vez más en el consorte de la Diosa para comenzar el nuevo ciclo. La semilla prenderá de nuevo en Beltane (1 de mayo).

Es una fiesta solar, dentro de la oscuridad, y de ahí el uso de luces, decoración brillante y llena de color… Para festejar el nacimiento de la luz. Las velas se encendían al ocaso para reanimar al Dios Sol cuando éste se extinguía para darle paso a la noche. La siguiente luna llena es la de más fuerza de todo el año.

Los árboles se decoran con esta luz, son seres sagrados para varias culturas (para los Druidas era el roble, para los egipcios la palma y para los romanos el pino). Decorar el árbol e intercambiar regalos eran costumbres ya desde muy antiguo. Se encendían troncos de árboles para dar luz y calor al alumbramiento, y de esta conexión con los árboles perdura la tradición del tronco de Navidad

El moderno Papá Noel es también una figura tomada del paganismo, poseedor de características propias de los dioses Cronos, Thor, Dagda y Odín. (No es extraño pensar que un Dios venga a visitarnos para entregarnos los dones de la abundancia para el año que ya inicia).

Con la invasión vikinga, el día del año nuevo se desplazó de Samhain (31 de octubre) a Yule (solsticio de invierno). Debido a su arraigo entre las gentes, el catolicismo tomó esta fecha para situar el nacimiento de su Cristo, luz para todos los hombres.

Nuestro jabón de invierno es suave y cuidadoso, para contrarrestar con los fríos del invierno y la oscuridad.

La cera, la miel, la manteca de cacao, la seda, contribuyen a esta suavidad y protección de la piel. El aceite de hipérico, los aceites esenciales de lavanda, salvia y manzanilla, y el extracto de hiedra son especialmente beneficiosos para la piel, ayudan con las irritaciones, heriditas, rojeces y manchas, y fortalecen los tejidos; y por último, la avena hace de ligero exfoliante, además de aportar nutrientes y minerales a la piel.